jueves, 18 de febrero de 2010

La huella ecológica de comer carne

Existe un nexo poderoso entre el hambre y la desnutrición humana en el planeta y la alimentación excesivamente carnívora de las poblaciones ricas; y entre esta última y el deterioro ecológico galopante.

La huella ecológica de comer carne

Por Nicolás Sánchez

Oda acción que realizamos tiene o deja una huella ecológica. El comer carne no es la excepción. Hoy en día, es cuantificable el impacto sobre el medio ambiente que significa agregar una hamburguesa a nuestro sándwich, por ejemplo. El “producir carne” de vacuno a nivel industrial (ganadería intensiva) involucra satisfacer la demandas de comida y bebida de esas miles de vacas, además de sus necesidades fisiológicas y de salud. Vamos por parte.

Hay que partir por la base de que las proteínas que consumen los animales son proteínas que nosotros podríamos consumir directamente. Hoy, más del 40% de los cereales del mundo y más del 30% de las capturas pesqueras son utilizados para alimentar ganado. Para obtener un kilo de proteína de origen animal, debemos usar entre 3 y 20 Kg. de proteína de origen vegetal (según las especies y los métodos d cría intensiva utilizados), dándose absurdos de que para poner X cantidad de calorías obre la mesa, se deben consumir 4X o más de calorías en su proceso.

Granos para el ganado

En 1990, en estados unidos, el ganado consume 70% del grano producido ahí, en la unión europea el 57% y en brasil el 55% promediando un 50% a nivel global de la producción de grano destinada as forraje. El dato se vuelve además socialmente insostenible si pensamos que la quinta parte de la población humana no tiene alimentación suficiente.

El consejo para la alimentación mundial de las naciones unidas calculó que bastaría dedicar entre un 10% y el 15% del grano que actualmente se destina para alimentar ganado, para satisfacer las necesidades calóricas de esa quinta parte. Erradicando el hambre del mundo.

Como ven, hay un tema de eficiencia energética-clave estos días- y no solo relacionado con la generación de electricidad, por ejemplo, una misma cantidad de metros cuadrados de tierra puede producir 26 veces más proteínas si en ella se realizaran cultivos vegetales para consumo humano en reemplazo de alimento para ganado.

Hoy en día, en el hemisferio norte, solo el 30% de los cereales se consume directamente, el 70% restante se utiliza para alimentar animales, mientras que en el hemisferio sur el porcentaje de consumo directo sube a 85%. La deforestación del Amazonas está en relación con la necesidad de terrenos cultivables para sostener la demanda mundial de soya para forraje.

Si fuésemos eficientes en mantener una producción inteligente de superficie de cultivo v/s proteínas generadas. Muchos bosques aun existirían.

Otra consecuencia no menor de la cría intensiva de ganado son sus emisiones de gases de efecto invernadero. El 6% del CO2 generado a nivel global es producto de los gases, Peos o flatulencia y excrementos. En niveles de emisiones de gases de efecto invernadero, ¡la población ganadera contamina más que todo el sector de transporte! Según un estudio de la FAO. Además, es responsable del 37% de todo el metano producido, gas que es 23 veces más perjudicial que el CO2 y que se origina en su mayor parte en el sistema digestivo de los rumiantes.

¿Y que hay de la huella hídrica?

Para producir un kilo de bistec se requieren 15.500 litros de agua, en el calculo, se estima que la mayoría de aguan se utiliza en la producción de grano y los pastos que servirán para alimentar a la res y el resto para el consumo directo del animal a los largo de sus tres años de vida promedio, que terminaran en unos 200 kilogramos de carne sin hueso.

Lo importante es dimensionar con esta pequeñísima muestra lo contaminante que es nuestra cultura carnívora sobre todo considerando que no se ha abordado en profundidad temas como la erosión del suelo, por la difusión de plaguicidas y fertilizantes que derivan de la ganadería intensiva, que las vacas Europeas se alimentan con harina de pescado de Perú o soya de Brasil para luego volver al tercer mundo en forma de productos derivados, etc. etc.

En conclusión una dieta sustentable debería reducir drásticamente el consumo de carne (y no consumir nada de la ganadería intensiva), buscando mantenerse lo más abajo posible de la cadena trófica comiendo verde rozando la tierra.

Extraído de Revista nuevo mundo

Articulo parecido originalmente en veoverde.com

Debemos considerar que los países a mediada que se “desarrollan” aumentan su consumo de alimentos de origen animal. Esto esta influenciado principalmente por el modelo económico, la publicidad y las “costumbre de los países desarrollados modelos”

Sobrealimentados y en un evidente caos alimenticio con múltiples enfermedades debido a una mala nutrición.

No nos podemos desentender del tema de ser vegetarianos, no por moda, sino por responsabilidad social, humana y planetaria. Abrigar la posibilidad de incorporar este pensamiento no reaccionar en contra, ya que si esta es nuestra respuesta, estamos reaccionando en contra ¿Por qué?, esto es debido a que nuestra imagen de lo que es bueno y no, esta en juego, ¿y quien quiere perder?.

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